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Pese a que su debut fue bueno siendo vencedor en Cassel (1328) sobre los flamencos, su reinado será recordado como la época del comienzo de la guerra de los Cien Años: el rey inglés Eduardo III acepta rendirle pleitesía a través de sus feudos franceses mas no tarda en armar lío interviniendo en las sublevaciones en Flandes y Guyena. En 1337, el rey, harto, decreta la anexión definitiva de Guyena, oportunidad de oro para Eduardo III de proclamarse rey de Francia con el apoyo de Flandes y Bretaña. Eduardo III tuvo una victoria clave en Crécy en 1346, tan mayúsculo que fue el éxito que muchos temieron realmente que el inglés se haga de París enseguida. Mas se replegó inexplicablemente a Calais, haciéndose ese puerto importante suyo. Felipe se salvó de la derrota absoluta gracias a la peste que asoló por doquier obligando a Eduardo a solicitar tregua. A su muerte, no fue tan malo el balance ya que logró los terrenos de Champaña, el Brie, Montpellier y el Delfinado. Este último territorio se lo dio a su heredero varón, el futuro Juan II, inaugurando la costumbre de llamar "Delfín" a cada heredero del trono.
Personalidad: Piadoso pero no hasta el extremo de vivir como un monje. Era un caballero de aquellos, profundo admirador de los Caballeros de la Mesa Redonda y su espíritu lo ha perdido irreflexivamente en innumerables combates singulares y cortos. |
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